martes, 12 de junio de 2012

Control de lectura 1


En esta crítica, primero voy a comentar los temas que trata el texto y después voy a hacer un breve comentario del mismo.

 El texto comienza con el tema del poder psiquiátrico y de los interrogatorios a los locos. Después sigue con el tema de la verdad; filosofa mucho sobre el tema, los tipos de verdad, lo que constituye una verdad universal, científica, y lo que él llama la verdad acontecimiento que sería como la verdad factual. Continúa con la aplicación  de la justicia a través de los tiempos, especialmente en la época medieval y los juicios de las ordalías.

Continúa con el papel de la alquimia y el proceso alquímico  como rito de iniciación y como forma imposible de mantenerlo como conocimiento. Prosigue con el papel del médico y la definición de locura e histeria por parte de los médicos. Aquí habla también de las crisis médicas, lo que eran antes de la anatomía patológica, cómo los médicos la intentaban prever, cómo reaccionaban ante ellas. Después habla de cómo los psiquiatras excluyen las crisis médicas, cómo para ellos la locura ya la quieren encontrar en un cadáver, aunque los aten ya no se puede escuchar. Habla de los hospitales psiquiátricos como instituciones que por su naturaleza no permiten las crisis que las enfermedades requieren. Foucault termina con una comparación entre cómo trabajan los médicos y cómo lo hacen los psiquiatras, complementándolo con el papel de la histeria para controlar las crisis de los locos.

Debo empezar mi comentario con una aserción un poco dura tal vez para los que gustan de Foucault: creo que este texto es bueno para filósofos pero, no necesariamente para todos. En realidad hay muchas cosas del texto que ni vale la pena mencionar porque son como datos culturales como lo que menciona de la edad media o la historia de Galeno.

Tal vez no es un autor cuyos textos deban ser leídos aislados, aunque él no haya escrito el libro son sus ideas y sus clases. No entendí realmente el punto que quería hacer, cuál hubiera sido o fue el nombre del tema de su clase. Por ejemplo, habla de los tipos de verdad por más de dos hojas y francamente nunca entendí la relevancia de saber todo ese tipo de verdades sino había una conclusión. Por momentos sentí que él estaba divagando, es probable que todos lo hagamos cuando hablamos pero, y su discusión sobre los tipos de “verdad” pertenece tal vez a una discusión entre personajes de la antigua Grecia que a una cátedra sobre leyes o psiquiatría. Hoy en día es más irrelevante en el mundo legal porque creo que en los países civilizados la verdad jurídica es aquella que se puede probar, por ejemplo, una mujer puede ir a decir que fue victimizada y ultrajada pero, si no lo prueba es su versión no verdad.

Obviamente no podemos ser tan duros con Foucault porque él sólo estaba describiendo sus tiempos, pero incluso sus opiniones sobre la anatomía patológica ya están totalmente obsoletos. Hoy en día no podemos comparar el papel de un médico con el de un juez, comenzando con el hecho de que el primero es un científico en toda su extensión y ya no solamente necesitan lo que el paciente les dice para trabajar. Los médicos, especialmente los psiquiatras no necesitan que alguien esté muerto para saber si verdaderamente una persona está loca, y ahora quienes escuchan a las personas son los psicólogos quienes deciden si una persona tiene problemas mentales o de personalidad. Incluso hoy en día la palabra loco ya tiene una estigma en esas profesiones y procuran no darle esa etiqueta a los pacientes.

Lo que más me gustó del texto fueron las últimas hojas donde hablan de cómo los psiquiatras quieren reivindicar los crímenes con la locura. Yo francamente no diría que son los psiquiatras sino los abogados, no sé si eso aplique aquí en México, pero la realidad es que en muchos países los abogados se hacen de psiquiatras para evaluar a sus clientes y ver si pueden pedir el perdón por causa de locura o ya de perdida que manden a sus clientes a un hospital psiquiátrico en vez de a una prisión. De hecho en Estados Unidos muchas veces los abogados incluso hablan de locura momentánea, la persona estaba tan enojada o entró en tal estado de shock que reaccionó de una forma no cuerda. También es innegable la relación del estado mental con los delitos que una persona puede llegar a cometer ya sea por una razón verdaderamente fisiológica (digamos una descompensación química) o porque su ambiente y las circunstancias hicieron que perdiera la razón. Y esto me lleva al siguiente punto: la anatomía patológica.

La anatomía patológica como la menciona Foucault suena más a medicina forense: que el muerto explique lo que no le funcionaba a la persona. Hoy en día la ciencia ha avanzado tanto y hay tantos estudios que se puede saber la causa de la enfermedad sin necesidad a esperar a que la persona muera. De hecho gracias a esos estudios podemos saber si la persona verdaderamente padece una enfermedad y cada vez más se pueden comprender los procesos mentales. Al leer los comentarios de Foucault sobre la histeria, no pude evitar una sonrisa, no sé si pudiéramos poner la histeria del autor con la neurosis de Freud. No sé cuánto hayan cambiado los hospitales psiquiátricos pero la forma en que los describe que no permite que llegue la crisis, tal vez sea correcta, aunque tal vez en el caso de un demente no queremos que llegue a ese momento de crisis donde puede hacerle daño a alguien.

En conclusión, este texto está obsoleto en sus ideas sobre la psiquiatría y la medicina, quizás es un texto interesante a nivel filosófico o histórico para entender cómo pensaban en cierto momento. No entendí la relevancia del texto con nuestra materia de estudio que es el derecho procesal penal, porque no habla nada del proceso, sí menciona la pesquisa y habla un poco del papel de los jueces pero no siento que haya aportado a mi conocimiento del tema. Nuevamente repito que puede ser que haya que leer a Foucault en su totalidad para poder sentir que realmente aporta algo al tema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario